sábado, 25 de febrero de 2012

Dinero tonto y dinero listo


Del Blog de CAPITAL Y RIESGO  de Enrique Calatrava

21/02/2012 | 21:44
Los emprendedores suelen recurrir a las 3F (familyfriends & fools) para recabar dinero con el que financiar su proyecto empresarial en los comienzos. Los inversores profesionales suelen distinguir entre dinero listo o inteligente como contraposición a la financiación corriente, que aporta recursos pero no materia gris. La elección del capital no es una decisión baladí pues puede marcar, en buena medida, la trayectoria del negocio. Pedir un préstamo con carencia a un tipo de interés generoso a alguna institución pública suele ser la primera medida de interés para cualquier emprendedor. Pero, a medida que el negocio crece y los recursos propios se agotan, llega la hora de apelar al capital de terceros. Los business angels o inversores privados y el venture capital (capital riesgo para estadios iniciales) suelen ser las fuentes más comunes de financiación.

En primer lugar, hay que decir que no es nada fácil acceder a ellos. La proporción de borradores con planes de negocio que reciben suelen ser de cien a uno (uno es la oportunidad de inversión finalmente elegida). Ya hemos aludido en el anterior post de esta serie sobre emprendimiento a la necesidad de tener preparado un elevator pitch o para defender tu proyecto en caso de contar con la oportunidad de exponerlo.

Antes de dar entrada a terceros, el emprendedor debe estudiar a dónde le lleva su plan estratégico, y cuánto dinero necesitará para costearlo. Aquí, hay que tener en cuenta algo que veremos más adelante: la valoración de la empresa -y, por tanto, de la participación de los fundadores-, antes y después de la entrada de nuevos inversores. Saber cuántas rondas de ampliaciones de capital serán necesarias para llegar al objetivo es algo clave antes de detectar qué inversores están en disposición de poder acompañarte.

Incorporar a un inversor profesional al proyecto significa contar con un primer marchamo de calidad, pero también introduce profesionalidad, disciplina y sentido de urgencia por acometer los compromisos. La experiencia en inversiones pasadas será desde luego un recurso de ayuda constante para los socios a medida que afloren los problemas, ¡que aflorarán!

Existen momentos de valor que los emprendedores deben capitalizar antes de dar entrada a un fondo o unbusiness angels, que probablemente estrechará la negociación a su favor todo lo que pueda. Puede ser mejor aplazar el tramo final de la negociación hasta el momento del lanzamiento de un producto, las primeras cifras de ventas o la inmediatez del break even; reduciendo así el riesgo de la transacción y por tanto el retorno a pedir por el inversor (y el descuento que nos exige sobre los flujos previsibles futuros). Aquí, es necesario pensar también que el inversor financiero está para irse, y que no entrará salvo que no vea una puerta de salida a la vuelta de tres o cinco años, por lo que es habitual que pidan pactos de acompañamiento y arrastre (drag y tag-along) si entran con una participación minoritaria. Ojo porque esto puede llevar en la práctica a una transacción con cambio de control.  
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